jueves, 19 de febrero de 2015

LA PIRÁMIDE DE ENERO (O CÁSCARA AMARGA)




Y la llamo la pirámide porque cuesta se me antoja poca cosa. Me refiero a la antigua cuesta de enero, cuando la gente –la mayoría− tenía su trabajo y cuando llegaba diciembre cobraba la paga extraordinaria. Y como recibía −sobre mediados de mes−,  lo correspondiente a la última mensualidad del año más la extraordinaria, tenía para los gastos de turrones, cenas, regalos de papá Noel y Reyes, pero no recibía ni un euro hasta finales de enero. De ahí que le costara Dios y ayuda terminar el mes llevando a cuestas los gastos excepcionales.
Pero desde hace unos años, como millones de españoles engrosan la lista del paro, no sólo no tienen para subir la antigua cuesta de enero sino que ahora deben escalar una pirámide egipcia, la más alta, sin medios muchos de ellos, ni una triste soga para escalar. Claro que no deben preocuparse porque, si tienen la suerte de obtener un trabajo precario, verán incrementado su importe en 3 € y pico al mes, o sea, que tienen de sobra para sacar adelante a la familia. También están los que no encuentran trabajo pero que, afortunada  –o necesariamente− viven de comer la sopa boba en casa de los padres, que ahora podrán mantenerlos mucho mejor porque su pensión se ha revalorizado en 0,25 % (1,50 € en una pensión 600).
Como verán, la gente se queja de vicio. Si protestan, les dirán que ahí están muchas tierras pusías, que no sean escrupulosos y doblen el lomo. O acepten un trabajo por 300 € al mes, que menos da una piedra. Es que el obrero se ha vuelto muy exigente, cree tener derecho a una casa, a un trabajo, a un sueldo, a una educación gratis y de calidad para sus hijos, a una sanidad digna. ¿De dónde lo va a sacar el Estado? Esta gente obrera no sabe que el Gobierno debe tapar los agujeros de Bankia, pedir crédito al Banco Central Europeo para dárselo a los bancos porque los pobres banqueros lo necesitan. Y claro, no pueden dejar de ganar tantos beneficios ni apretarse el cinturón y dejar de gozar de sus privilegios y lujos.
 No como el obrero que no sabe lo que es eso y puede conformarse con un plato de sopa salida de la pensión de los abuelos.
             
                                                                                   ROSA LÓPEZ CASERO


PUBLICADO EN EL PERIÓDICO DIGITAL TTN EN ENERO 2015          

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