viernes, 31 de octubre de 2014

ROSA LÓPEZ CASERO EN LA FERIA DEL LIBRO DE GETAFE

01:01 h. Miércoles, 29 de Octubre de 2014
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Dos extremeños presentan sus libros en la XXIII Feria del Libro de Getafe (Getafe Negro)
El espacio literario ha sido la XXIII Feria del Libro Antiguo, Moderno y de Ocasión de Getafe, que se celebra anualmente en esta localidad madrileña, dentro del contexto del prestigioso Festival Internacional de Novela Policíaca “Getafe Negro”, cuyo comisario es el premio Planeta, Lorenzo Silva. Estas presentaciones se realizaron bajo el patrocinio de la Casa de Extremadura en Getafe
Julián Puerto Rodríguez / SierradeGatadigital |  28 de Octubre de 2014 (08:00 h.)
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                                                                                                    (Izda. a dcha) Javier Cerván, Julián Puerto y Rosa López Casero

Se trata de Francisco Javier Cerván, de origen pacense, más concretamente de Villanueva de los Barros, y de la cacereña Rosa López Casero, natural de Torrejoncillo y residente en Coria.
Francisco Javier Cerván, ante un nutrido grupo de personas congregados en la caseta oficial de la Feria, presentó su primera novela que ha titulado “El mejor modelo posible”.  Una novela esta que, con la escusa de una historia de amor, se plantea si es posible la existencia de Dios, la libertad de las personas y la inmortalidad del alma. Estas tres cuestiones embarcan al protagonista del relato, en un viaje disparatado, para conquistar el corazón de una joven estrella cinematográfica.
Una obra pedagógico literaria, la que nos ofrece Javier Cerván, en la que cada mención histórica, filosófica o metafísica es desmenuzada con meticulosas explicaciones y descripciones que nos ayudan a aclarar el contexto, haciendo la lectura sencilla y amena. La narración surge así, en un texto fluido de disertación sobre las tres interrogantes kantianas mencionadas.
La escritora Rosa López Casero presentó su nueva novela “La pasión de Balboa”, ante más de cien personas, desmenuzando la historia del conquistador extremeño con la destreza que dan los años dedicados a la enseñanza. Para quien no la conozca os diré que se trata de una psicóloga de las Tierras de Coria, antiguo ducado de Alba, que ha publicado más de cien libros de texto, para educación infantil y primaria, cuentos y libros de historia local sobre la ciudad de Coria y que colabora, entre otros, con El Periódico de Extremadura, pero que ahora se está dando a conocer con novelas como “La travesía de los sueños”, “Orellana. De Truxillo al Amazonas”, esta última publicada “La pasión de Balboa” y nuevas publicaciones que aguardan con impaciencia y con agradables sorpresas.
yendo la conferencia de Rosa López, sobre Vasco Nuñez de Balboa, nos damos cuenta del tiempo que hemos perdido ante la incapacidad de ensalzar las figuras de los conquistadores extremeños, acomplejados ante la aplastante publicidad de la leyenda negra que, sobre ellos, proyectaron las potencias rivales, incapaces de cortarse un pelo ante las palabras divinas de “quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”.
Para Rosa López, este conquistador extremeño de Jerez de los Caballeros, fue un culto guerrero, adiestrado en el manejo de la espada, pero sobre todo fue un gran estratega y una gran persona. Conocedor de las lenguas dialectales nativas, entabló amistad con los caciques, firmando alianzas, lo que le evitó muchos enfrentamientos armados. Compañero de la india Anayasi, con la que mantuvo un largo romance de amor, todo fue bien para este conquistador del Mar del Sur (Océano Pacífico), hasta la llegada de Pedro Arias de Ávila (Pedrarias Dávila), cuya enemistad le costó la vida.

    Dos historias, contadas de muy diferente forma, son las que nos llevan por las páginas de estos dos libros

 

lunes, 27 de octubre de 2014

EL TAMBORILERO




He abierto el álbum de mis recuerdos, ese que abro a menudo para rememorar mi infancia y adolescencia en mi pueblo, Torrejoncillo. Ni el tiempo ni la distancia me han hecho olvidar a aquellos hombres y mujeres singulares que tuve la suerte de conocer. Uno de ellos fue el famoso tamborilero conocido como tío Julián, “el Bueno”. Julián Calvo Martín era su nombre.
Él forma parte del paisaje humano de mi primera memoria. Seguro que su familia aún le echa de menos. El tiempo se encargará de difuminar el dolor y el recuerdo y, cuando también desaparezcan su hija y sus nietos y quienes le conocieron, no quedará nada de su memoria, cubiertos todos por un sudario de silencio y olvido; por eso este artículo pretende dejar constancia de su existencia y relevancia.
La imagen más lejana que guardo de él, siendo muy niña, es su figura encorvada, no sabía si por el peso de los años o por el del tamboril, con su chambra oscura, pantalones de pana y sombrero, acudiendo a la fiesta de San Crispín, patrón de los zapateros, cuando tío Julián, el tamborilero, tensaba el cuero del tamboril y la flauta con los sonidos al viento, encabezaba la procesión formada por hombres con chambra y/o capa, y las mujeres con sayas y mantellina. Tío Julián, el Bueno, animaba al gentío y, sobre todo, a los más chicos, que le seguían alborozados por las calles y plazas del pueblo hasta llegar a la ermita de San Albín. Durante la misa, en el momento de la consagración, rompían el silencio los acordes del tamboril tocando la Marcha Real. Después de la ceremonia religiosa, tocaba las jotas que las alegres parejas bailaban.
Era de trato modesto y llano y, quizá por la costumbre, su presencia en las fiestas era tan natural como la lluvia en otoño. En todos los pueblos era muy admirada la figura del tamborilero. No había festejo en el que no interviniera este personaje popular y querido. Si en Coria se hizo famoso “Cachicá”, en Torrejoncillo no lo fue menos “tío Julián, el Bueno”.
Le tocó vivir en una época mísera donde no se valoraba ni la creatividad ni los valores morales y altruistas. Pero él vivía feliz sin ambiciones, alegrando la vida de los torrejoncillanos y de los pueblos de la comarca con su tamboril.
El sobrenombre de “Bueno” le viene porque el padre de tío Julián ayudaba a todo el que lo necesitaba sin cobrarle nunca nada, por eso le apodaron Pedro el bueno. Y el hijo no sólo heredó el mote sino su bondad.
La vida le negó las oportunidades de realizarse pero él supo cogerle las vueltas. En él estaba el germen de un gran artista, por eso, siendo cabrero aprendió muy joven a tocar la flauta y más tarde el tamboril. Y esa afición la tendría de por vida. Como rareza, tocaba la flauta con la derecha y el tamboril con la izda.
Él fabricaba sus tamboriles con piel de oveja o cabra, la metía en cal para quitarle el pelo y con cordeles hacía agujeros a la piel y le ponía en medio una cuerda de guitarra.
Nunca fue a la escuela. Pero se las ingenió para aprender a leer y escribir de una manera peculiar: compraba las coplas y, en el chozo donde vivían, preguntaba al que sabía por las diferentes letras. Viendo su interés, su jefe le enseñó. Desde entonces no dejaba de leer cuanto caía en sus manos; tenía muy buena memoria.
Según su hija Quica, “hacía hablar a la flauta”. Y, junto al son del tamboril, amenizaba las fiestas del Tálamo, tocaba la Alborá, en la Encamisá, en San Sebastián, en San Isidro, Año Nuevo… En todas las fiestas requerían su presencia y formaba parte de los danzaores. También le contrataban los mozos para dar música a las chicas. Y tocaba con los coros y danzas de la Sección Femenina (poder importante en aquellos tiempos).
Al casarse dejó las cabras y ovejas y se hizo mediero.
Era cariñoso, nada interesado, tenía muy buen humor y hacía el bien a todos.
Fue maestro de canciones y danzas. También poeta. Y compositor, pues inventaba canciones y les ponía letra y música.
Nunca recibió un homenaje pero fue muy querido por todos sus paisanos.
Cada vez que escucho la música de un tamboril, acude a mi memoria el recuerdo de tío Julián el Bueno, nuestro Tamborilero.

                                                        
                                                                Rosa López Casero

PUBLICADO EN EL DIGITAL TTN. Octubre 2014

lunes, 20 de octubre de 2014

XI CONGRESO DE ESCRITORES EXTREMEÑOS





Los congresos, ya saben, son esas reuniones periódicas a las que acude gente de diferentes lugares, pero que comparte la misma profesión, con el fin de intercambiar ideas y difundir conocimientos y proyectos, y debatir. Son una bocanada de oxígeno y una inyección en el ánimo de muchos escritores, unos noveles y otros, consagrados, a los que les une un denominador común: el amor por la Literatura. 
Desde el sábado día 18 hasta la tarde del domingo 19, hemos asistido al XI Congreso de Escritores Extremeños en Badajoz. Estos congresos vienen celebrándose cada tres o cuatro años, alternándose el lugar de celebración entre Badajoz y Cáceres.  A la inauguración asistió la Consejera de Educación y Cultura y otras autoridades.
Ha sido un desfile de personas interesantes con mucho que decir, que aportar, gente joven y menos joven.
La temática en esta ocasión versaba sobre Literaturas Laterales. Y para la conferencia inaugural, con el título de La transmigración narrativa,  nadie mejor que un reconocido escritor que es, a su vez, guionista y director de cine de prestigio, según él cuenta, cineasta de manera accidental. Me refiero a Manuel Gutiérrez Aragón. Como cualquier genio, es polifacético: escritor premiado, profesor y cineasta de éxito. Ha dirigido películas tan conocidas como: Habla, mudita, Demonios en el jardín, La mitad del cielo, Cosas que dejé en La Habana, Sonámbulos, etc., y la serie de éxito para TVE, El Quijote de Miguel de Cervantes. Ha recibido importantes premios como: Oso de Plata y Premio de la Crítica en el Festival de Cine de Berlín, Conchas de Oro y de Plata en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, y un Goya, entre otros muchos premios.
En este congreso se han abordado diversos temas como la ficción narrativa en el cine y la literatura, que es una relación “eterna”, en palabras de Gutiérrez Aragón.
Siguió la programación con una mesa redonda sobre Elementos literarios del cine, exposiciones, ponencias y debates, según la programación.
Muy interesante fue otra manera de expresión a través de La literatura en la red y se abrió un animado debate sobre los blogs literarios, las redes…, para pasar a hablar de El género ensayístico en Extremadura y El ensayo como género literario.
La comida y la cena son esos espacios, no sólo para satisfacer unas necesidades fisiológicas y repostar sino que es el tiempo idóneo para  reencontrarte con viejos amigos, hacer otros nuevos, charlar,  relacionarse, conocer nuevas gentes.   
La mañana del domingo se abrió con una mesa redonda compuesta por varios participantes muy jóvenes, lo mismo que el moderador, sobre La narrativa gráfica.   
Fue muy interesante la presentación y el debate sobre los fanzines.
Un fanzine es una publicación temática, una idea concreta plasmada con un formato físico y un contenido personal realizada por y para aficionados, uno de los tipos de Zine. Está hecho artesanalmente, es decir, es una forma de expresión personal, publicado de forma libre y no suele tener remuneración económica.   
En la segunda parte de la mañana se presentó “Versión original, más de dos décadas escribiendo sobre cine”, nos regalaron un ejemplar de la revista en la que, según dijo su director, cualquiera puede colaborar. Son los creadores de la Escuela de Letras de Extremadura.
La conferencia de clausura, con el título: Literatura y Séptimo Arte: enemigos, modelos, traidores, corrió a cargo de Vicente Molina Foix, también, cineasta, profesor y escritor de diferentes géneros: poesía, narrativa y dramaturgia, además de guionista y crítico. Ha sido acreedor de importantes premios literarios a lo largo de su dilatada carrera pues empezó a escribir muy joven.
Nos contó su apasionante vida, su afición al cine desde pequeño y cómo llegó a ayudante de dirección de Jesús Franco.
En este congreso −interesante y muy bien organizado−, tuve ocasión de departir con Manuel Gutiérrez Aragón, me dijo que ha dejado –de momento− la dirección cinematográfica para dedicarse a la escritura.
Durante la cena me tocó al lado Vicente Molina Foix. Buen conversador, es afable y sencillo. Me comentó que había estado varias veces en Coria (es amigo de Rafael Sánchez Ferlosio). Me habló de las tertulias de escritores en Madrid y de sus proyectos inmediatos: comenzar a escribir una Medea para el Festival de teatro clásico de Mérida. Ya escribió una Electra interpretada por Ana Belén y que tuve la suerte de ver.  
Por desgracia, actividades culturales de este tipo tienen escasa repercusión (o ninguna) en la prensa regional que da prioridad a muchas actividades banales (a las que dedican una o dos hojas), en detrimento de la verdadera cultura. Y así nos va.

A mis lectores les lanzo una pregunta: ¿Cuánto sabéis de los fanzines? ¿Para algunos es algo nuevo? ¿Por qué no enviáis vuestros comentarios y debatís sobre ellos?

Os dejo unas fotografías del evento. Hasta la próxima.     

Los congresistas en el Salón de la Real Sociedad Económica Extremeña Amigos del País, de Badajoz.


                                     Durante un descanso departiendo con Manuel Gutiérrez Aragón

        En la cena del sábado, con el escritor Vicente Molina Foix.