No estoy triste porque haya muerto Gabo.
Uno muere cuando nadie le recuerda.
Gabriel García Márquez, con su muerte terrenal, acaba de
alcanzar la inmortalidad.
Y mientras haya una persona que lea cualquiera de sus escritos,
él permanecerá vivo. Debemos alegrarnos porque escritores como él hayan
existido.
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