(ENTREVISTA REALIZADA PARA VENTANADIELÉCTRICA EL 22 DE ENERO DE 2013)
(Las fotos, que aparecen en esta entrevista, han sido cedidas por Rosa López Casero.)
|
Rosa María López Casero
|
«Con nueve o diez años comencé a escribir una novela»
La conocí en un taller
literario, hemos compartido uno presencial y otro online, con dos profesores
excepcionales, todo hay que decirlo (espero que se den por aludidos). Después
nos hemos embarcado en proyectos comunes como un blog 5alas5... Lo mismo escribe un libro de micros, un ensayo,
una novela, da una conferencia, anima un Club de lectura o participa como
invitada en talleres literarios, como aparece en los premios Planeta y coincide con Boris Izaguirre o Jordi Pujol. Tiene los ojos de la Taylor, un tesón de
acero, ganas y material para rato y además motiva a cualquiera que esté a su
lado... Y sigue creciendo.
Rosa López Casero nace en Torrejoncillo
(Cáceres). Reside en Coria desde 1978.
Licenciada en Psicología por la
Universidad de Salamanca. Tiene estudios de Filología, Historia, Sociología,
Magisterio y Pedagogía, y diplomada en Inglés por la E.O.I. de Madrid.
Ha colaborado con la Editorial Everest. Ha sido directora del
Equipo de Orientación Educativa y Psicopedagógica del Sector de Coria (EOEP),
durante varios años. Ha sido miembro del jurado en diversos certámenes literarios. Ha impartido
cursos de Animación a la lectura y participado
en el Programa de Fomento de la Lectura de la
Junta de Extremadura. Ha impartido conferencias literarias en Cáceres,
Madrid, Barcelona, y Jerez de la Frontera. Algunos de sus cuentos y microrrelatos
han sido premiados o han resultado finalistas en diversos certámenes literarios,
tanto españoles como extranjeros, y han sido publicados en antologías,
revistas, y por internet.
Es autora de los libros publicados: La nueva Caperucita, Microrrelatos (Ed. El País Literario, diciembre, 2008); Coria (1860-1960), editado por Ediciones Amberley, 2010 y Museo de la Cárcel Real de Coria. Guía. Excmo. Ayto. de Coria. Edic. Cerro (2000).
Así mismo, es autora de libros inéditos: un volumen de cuentos y novelas, una de ellas, La travesía de los sueños, ha sido premiada con la Beca a la creación por la Junta de Extremadura en 2011.
Actualmente, es colaboradora de EL PERIÓDICO de Extremadura,
articulista de opinión en Prensa4 de Madrid. Colabora en La
crónica de Coria, en Torrejoncillo Todo Noticias, Noticias
Coria,, con diversas revistas y en el blog 5alas5.
|
Conferencia en el Ayuntamiento de Barcelona |
Pilar
Fernández Bravo: Te llamas Rosa López Casero. ¿Te gustaría firmar tus libros
con otro nombre?
Rosa
López Casero: A veces he pensado firmar como Roma (iniciales de
Rosa María), incluso lo he usado como seudónimo. Me parece más exótico, menos visto que Rosa.
P.F.:
¿Quién era Rosa L C antes de ser
escritora?
R.L.C.: Una
psicóloga amante de su profesión, además de esposa y madre de dos chicos.
P.F.:
¿Quién es Rosa L C, hoy?
R.L.C.: En la
vida me ha gustado variar, no anclarme siempre en lo mismo. Hoy, mi vida está orientada
a la escritura, vivo para ella. Podríamos decir que soy una entusiasta de la
escritura que he tenido la suerte de recibir varios premios por mis cuentos y
microrrelatos y ver algunos de mis libros publicados.
P.F.:
Enhorabuena por todos tus premios. ¿Siempre quisiste ser escritora? Y de ser
así quién o qué tuvo la culpa de ese despertar
R.L.C.: Creo que
sí. Recuerdo que con nueve o diez años comencé a escribir una novela. La
titulé “Las amigas”. Fue durante unas vacaciones. Al comenzar el curso escolar
la abandoné. Mi
padre me contaba historias y escribía poesía. Y me regalaba libros. Lo recuerdo
a pesar de que murió cuando yo tenía siete años; mi madre era una gran lectora y estupenda
contadora de cuentos. Ambos fomentaron mi imaginación y creatividad.
P.F.: ¿Qué lecturas recuerdas
que te marcaron en tu niñez, tu adolescencia o tu juventud?
R.L.C.: Más que
los cuentos de hadas (que también leía), prefería leer El jabato, Roberto Alcázar
y Pedrín, El espadachín enmascarado, El capitán Trueno ─quizá porque sus
aventuras eran mucho más interesantes que las de príncipes y pastoras─, Robinson
Crusoe, La Odisea, El Quijote… y los tebeos. También disfrutaba
con el Conde Lucanor, Julio Verne, y las leyendas de Bécquer.
P.F.:
Eras una lectora muy aventajada. ¿Qué lecturas te han marcado después?
R.L.C.: Sinuhé el egipcio, Los viajes de
Marco Polo, Un mundo feliz, Ana Karenina, Madame Bovary, A sangre fría, Crimen
y castigo, y toda la literatura del XIX, Cortázar, Borges, Fuentes, Dostoievski,
Poe, Steinbeck…
P.F.:
Veo que te gustan las biografías y la novela histórica. ¿Cuáles son las fuentes
literarias de las que más has bebido?
R.L.C.: Los
latinoamericanos, los clásicos, Kafka, Woolf, Delibes, Pessoa…
P.F.:
¿Qué libro estás leyendo ahora?
R.L.C.: Me hallará la muerte de Juan Manuel de
Prada y acabo de releer La perla, de
John Steinbeck.
P.F.: ¿Crees que es importante acudir a Talleres literarios para
aprender a escribir y estar al día en técnicas literarias?
R.L.C.: Sí, por
supuesto, he asistido a talleres presenciales y por internet. Pienso que son
necesarios si quieres formarte en las técnicas literarias.
P.F.:
Umbral, en una de sus columnas de
prensa, afirmaba que “leer no es lo contrario de escribir sino la misma cosa,
la otra cara de este noble y fecundo oficio”. Se puede, a tu entender, ser buen escritor si no se es buen lector.
¿Lees mucho? ¿Qué tipo de libros lees más?
R.L.C.: Es necesario
leer mucho y variado, a mí me provoca multitud de ideas, aprehendo de lo que
leo. Si para un cantante o un músico es importante escuchar música, para un
escritor es imprescindible leer, empaparte del estilo que más va contigo,
apropiarte de ese algo que te impactó y tamizarlo para hacerlo tuyo.
Por obligación,
leo numerosos libros relacionados con la historia, ensayos y documentos que me
aportan documentación para mis novelas.
P.F.:
Además de lectora eres una gran investigadora. ¿Qué se puede conocer de Rosa López Casero a través de sus historias?,
¿te escondes detrás de los personajes y las tramas? y, ¿qué te mueve a elegir
un tema?
|
Impartiendo una conferencia sobre mujeres extremeñas |
R.L.C.: Pienso que todos los escritores dejamos jirones de
nuestra vida en los escritos.
Subconscientemente proyectamos nuestras vivencias, anhelos, miedos,
circunstancias, ilusiones. Escarbando en la obra de cualquier escritor se puede
averiguar mucho sobre su interior.
El escritor siempre proyecta parte de sí mismo, es a quién mejor conoce y
no podría ser de otro modo. Se transmite
alguna experiencia personal, positiva o negativa, quizá dejamos que emerjan
nuestros conflictos interiores. Pero que nadie
se equivoque: los escritores falseamos la realidad.
Sobre tu tercera pregunta, creo que yo no
elijo los temas, me eligen ellos a mí y yo les doy vida.
P.F.:
Los escritores son unos mentirosos, pero luego está eso de que la realidad supera la ficción… me
encanta la dualidad que genera. ¿Crees que, como
mujer, tu obra se diferencia de la literatura escrita por hombres? ¿Crees en la
literatura de sexos y para sexos?
R.L.C.: No. La
literatura es universal y asexual. Eso no quiere decir que muchos de
los protagonistas de mis cuentos sean mujeres, quizá porque conozco mejor el
alma femenina. O porque, según mi respuesta anterior, reivindico,
subconscientemente, la igualdad entre sexos.
P.F.:
¿Crees que escribir sirve de valor
catártico? ¿Te enseña algo sobre tu propia personalidad?
R.L.C.: No necesariamente, pero, a veces, ocurre.
Sobre si me enseña algo, sí, por supuesto. Sin pretenderlo, la literatura refleja al escritor.
P.F.:
¿Cuál es tu literatura favorita?
¿Cuáles son tus escritores preferidos?
R.L.C.: Tengo
predilección por la novela histórica. Pero me gusta cualquier libro
que me motive a seguir leyendo hasta el final y disfrute con lo que me
transmite el autor.
No podría
quedarme con uno, afortunadamente, como con un solo pintor o un solo músico.
Admiro a los grandes: Cervantes, Shakespeare, Dostoievski, Dickens, Poe,
Borges, Kafka, Hemingway, Lorca, Azorín, Machado… Y del siglo XX me quedaría con algún
hispanoamericano (Cortázar, V. Llosa), Steinbeck, Delibes, Muñoz Molina,
Matute, Freire, Prada…
P.F.:
Ana María Matute se inventa supersticiones. Una de ellas
es no mirar nunca el folio en blanco, crear en soledad, corregir con lápices de
colores sus manuscritos y jamás ponerse de “espaldas a una puerta”. Juan Ramón
Jiménez necesitaba imperiosamente el silencio.
A Sartre, en cambio, le gustaba el ruido y escribía en los
cafés. ¿Tienes alguna manía a la hora de crear?
¿Alguna rutina establecida, música, silencio… o te basas en la inspiración del
momento?
R.L.C.: No tengo manías, supongo. Solo que siempre escribo en el mismo sitio, en la misma silla y a
las mismas horas. Pero no creo que eso sean manías. Rutinas
sí, porque pienso que hay que ser constantes y escribir todos los días y las
horas que se pueda.
No soy exigente. Puedo escribir con ruido a mi alrededor y, a veces, con
música de fondo.
P.F.: Eres muy disciplinada y la disciplina tiende un
puente hacia el éxito, te lo aseguro. A mí me falta ese puente. ¿Vives
la soledad del escritor? ¿Necesitas compartir lo que escribes con alguien?
¿Grupos o tertulias literarias, familiares, amigos... ?
R.L.C.: Sí. Para escribir necesitas estar solo, y el
hecho de tener enfrente de mi ventana la catedral y el campo, son un marco
incomparable que me inspira y me olvido de salir y relacionarme con los demás. Doy a leer mis escritos a mis hijos, a mis amigos y a
algún escritor que es implacable con sus críticas, pero que se lo agradezco.
Creo que es imprescindible que alguien te lea, te corrija, y te haga ver
tus defectos. Echo de menos encuentros con
escritores, tertulias, y las reuniones que teníamos asiduamente los antiguos
compañeros de taller.
P.F.:
Yo también echo de menos ese tipo de tertulias. ¿Cómo es tu proceso de corrección?
R.L.C.: Prefiero
escribir todo el texto poniendo lo que me sale para luego ir corrigiendo el
borrador. Lo que ocurre es que el
proceso de corregir no termina nunca, siempre se puede mejorar.
P.F.:
¿Alguna vez te has sentido bloqueada,
sin ideas? Y si ha sido así, ¿cómo lo has superado?
R.L.C.: No,
afortunadamente. La fuente de mi imaginación mana con fluidez.
Siempre tengo en la retaguardia ideas para un cuento, una novela, sólo esperan a
que les dé vida. El escritor debe controlar el proceso creativo de principio a
fin teniendo siempre presente qué es lo que quiere contar, así es más difícil
bloquearse.
Ocurre que nunca me pongo a escribir si no tengo antes una idea que va
cobrando forma en mi cabeza y pugna por salir. Otras veces es una conversación,
algo que he visto en la calle, un artículo que leo… En ese momento concibo un
argumento y, si no tengo tiempo, lo anoto para que no se me olvide y más tarde,
lo desarrollo, quizá por eso no me he enfrentado al
papel en blanco. Hasta ahora, siempre tengo una historia que contar, lo que
necesito es tiempo para gestarla y parirla.
|
Con Pilar Galán, excelente escritora extremeña, quien escribió el prólogo de su primer libro. |
P.F.:
Digna tú por esa fuente que no deja de manar. ¿Cuál es tu ambición como escritora? ¿Adónde quieres llegar?
R.L.C.:
Pienso que una
de las premisas más importantes que debe asumir un escritor es la de creer en
sí mismo, confiar en su intuición y capacidad, aunque se equivoque. Solo con una
actitud positiva y ambiciosa se alcanza la genialidad.
Pretendo ─si me
dejan─ abrirme un hueco en el mundo literario. Creo que es innato en nuestra condición humana la idea del triunfo, y eso
incluye el deseo de tener éxito en todos los campos: familiar, social, personal
y profesional. El que diga lo contrario, miente.
Por tanto, como
escritora me gustaría que mi obra fuera conocida y apreciada por un gran
público, que disfrutaran con ella y pudiera aportarles algo positivo. Aunque la
literatura no vive de lo inmediato y una novela puede tardar muchos años en ser
reconocida.
P.F.:
No puedo estar más de acuerdo contigo.
Estoy segura de que lo vas a conseguir. ¿En qué proyecto estás trabajando
ahora?
R.L.C.: Estoy terminando una novela histórica. Es mi salto a la novela. Necesito
desarrollar situaciones más complejas y que, por tanto, requieren más número de
páginas.
P.F.: ¿Qué libro te gustaría escribir?
R.L.C.: Casi nadie está seguro de lo que escribe, yo,
al menos, no lo estoy. Me gustaría escribir uno
que perdurara por encima de las modas y de las generaciones y que
gustara a mayores y jóvenes. Que dejara un regusto en el lector y le provocara
releerlo.
P.F.:
Como todo escritor, buscas la inmortalidad. ¿Tienes algún consejo para los que desean fervientemente ser escritores?
R.L.C.:
No soy nadie para dar consejos pero si me lo pides, diría que se armen de paciencia y
tesón. Que sean capaces de sacrificar deporte, familia, amigos, diversiones, por
amor a la escritura. Y que no le escuezan las horas que le dedica. Borges decía:
«Escribo para evitar el arrepentimiento que sentiría si no escribiera».
Pues el que se sienta realizado escribiendo, que lo haga. Para muchos sí puede resultar
la catarsis de la que hablabas.
|
Rosa con su primer libro "La nueva Caperucita" |
P.F.:
Sí, es cierto, el oficio de escritor es muy solitario y siempre sacrificas
algo en el camino; pero por otro lado, a raíz de la cita de Borges a la que
haces referencia, también la escritura tiene algo de catártico. Háblame de tus
libros. ¿Cuál es tu primer libro publicado? Y qué
sentiste cuando lo viste entre tus manos…
R.L.C.: Que te publiquen un libro es como parir un
hijo, algo que has engendrado, alimentado y parido. Mi primer libro fue La nueva
Caperucita, una colección de
cincuenta y dos microrrelatos publicados por El País literario a finales del
2008. Sentí una gran emoción, dicha, y
el temor de que no gustara.
P.F.:
Además tengo que decir que fui testigo
de ese nacimiento que actualmente va por la segunda edición. El título alude a una Caperucita contemporánea, perdurable
en el tiempo pero que ha evolucionado, y con el ingrediente del humor, apreciable
en todos tus micros. De todos tus libros, cuál es el niño bonito. ¿Y de tus
libros inéditos cuál es el más ambicioso?
R.L.C.: Eso no
lo sé. No quiero decantarme por ninguno. Es como si le preguntas a una madre
que a qué hijo quiere más. Puedo estar más satisfecha de unos que de otros. Creo que el más
ambicioso es el último… por ahora.
P.F.:
Qué género te gusta más: cuento, novela…
R.L.C.: Ambos.
Ocurre que, si estoy inmersa escribiendo una novela, no me dedico a escribir
cuentos. Y a la inversa. Pero para mí, los dos géneros son igual de gratificantes.
P.F.:
En La
suma de los días, Isabel Allende dice que eligió el personaje de la
extremeña Inés de Suárez por dos líneas que había leído sobre ella en
documentos sobre la Conquista de Chile. Esa mínima información le picó la
curiosidad. ¿Sobre qué personaje real te gustaría escribir un libro y qué
personaje te gustaría parir?
R.L.C.: Por
ejemplo de Leonor de Guzmán, la amante de Alfonso XI
y madre de muchos de sus hijos. Una mujer culta, muy inteligente y bien dotada
para la política.
Me gustaría parir
un personaje redondo, complejo, rico en matices, un personaje que dejara huella
en mis lectores y perdurara en el tiempo.
P.F.:
Seguro que lo harás, es más, espero que lo hagas. ¿Tienes alguna anécdota que te gustaría contar y que tenga
que ver con la escritura?
R.L.C.: Bueno, en una entrega
de los premios Planeta, en Barcelona, me presentaron como una escritora
extremeña a Jordi Pujol padre, y me preguntó si yo era una de las
finalistas al premio. Me eché a reír y le saqué de su error.
|
Asistiendo a la LVI edición de los Premios Planeta
con Boris Izaguirre, Jordi Puyol y Espido Freire. |
P.F.:
No es de extrañar que te veamos
cualquier día, no como invitada (qué envidia) sino como finalista a los Premios
Planeta. ¿Cuánto tiempo diario le dedicas a la escritura? ¿Prefieres por la
mañana o por la tarde?
R.L.C.: Ahora,
todo mi tiempo. La escritura es un vicio, o si quieres, una necesidad. Al menos
escribo unas doce horas diarias. Rindo más por la mañana, pero prefiero la
noche, el silencio. A veces miro el reloj y son más de las cuatro de
la madrugada y apago el ordenador porque entiendo que es necesario dormir. Eso
dicen. Porque por mí, me quedaría toda la noche ante el ordenador. Luego, lo
compenso con la siesta.
P.F.:
No sabes cómo te entiendo. Créeme, también
es necesario dormir… ¿Sientes que te apoyan en tu tarea de escribir? y de
ser así, quién o quienes te apoyan más…
o sientes que eres una incomprendida por gastar tu tiempo en esto en vez
de hacer otras cosas más sociales.
R.L.C.: Te
respondo con otra pregunta: ¿Crees que es poco social escribir para la sociedad?
No pienso que estoy malgastando el tiempo. Hago lo que me gusta, aunque eso
implique sacrificio. Pero un sacrificio gozoso. Hay que renunciar a muchas
cosas pero, como dice el refrán: Sarna con gusto no pica.
Sobre si me
siento apoyada… En casa lo hacen a su manera, dejándome todo el tiempo para mí,
regalándome parte de su tiempo, leyéndome. Otras personas me apoyan y me animan
a seguir, me ayudan, opinan sobre mis escritos, pero pienso que con
subjetividad, porque en su mayoría son muy indulgentes.
P.F.:
Volviendo a Umbral, en una de sus columnas bajo el título “Oficio de leer” publicadas
por El Mundo, dijo que las relaciones entre leer, vivir y escribir, dan,
ciertamente, mucho que pensar. A colación de la pregunta que usas como respuesta, y hablando
de Sociedad ¿Qué opinas del camino que lleva la sociedad actual, de los políticos, de
la crisis y todo ello con el devenir de la literatura?
R.L.C.: Últimamente estoy decepcionada de la política y de los políticos.
Pienso que en política se va a servir al pueblo, no a vivir de ella. Pero muchas
veces, no se elige a los más capaces y mejor preparados para un cargo, sino a los
más dúctiles y obedientes, o a los amigos. Hoy día se han perdido la
mayoría de los valores tradicionales y esto ha llevado al desencanto de
los jóvenes y de mucha gente, de todos los partidos. Porque en cualquier
profesión no debe perderse nunca la dignidad ni la honestidad, pero en política creo que
hay que ser aún más transparentes porque los ciudadanos les han dado su
confianza para que gobiernen y traten de conseguir una sociedad mejor, no una
casta corrupta. Y en política especialmente, hay que predicar con el
ejemplo.
Por otra parte, los recortes en cultura y educación afectan a toda la sociedad. La falta de ayudas a
instituciones culturales repercute negativamente en los escritores. Los efectos
de la crisis son una espiral: si la economía se para, no hay trabajo; si hay
paro, no se consume; si no se consumen libros, las editoriales no publican, o
publican poco y arriesgan menos aún, por no hablar de la quiebra de muchas de
ellas.
Respecto a la Literatura, siempre ha aportado valores, crítica y soluciones
a la sociedad y en estos tiempos creo que no varía de la de otras épocas, aunque se
caiga en el desánimo de la inutilidad de la escritura frente a la brutalidad. La gente no busca
verdades absolutas pero se refugia en los libros para que, a través
de sus páginas, sienta admiración o vergüenza de ser quienes somos.
Tengo la sensación de que asistimos a un fracaso social a nivel mundial, y estamos en un estado
de emergencia. Y en literatura, no sólo hay algo de hondamente inútil, sino también
mucho de heroico en ella. Porque leer y escribir representan ejercicios
de inteligencia, de aventura, de desacuerdo, de provocación, de sentido
común frente al pánico, el disparate y la indiferencia.
Pero ocurre que, hundidos en la materialidad cotidiana, a cuestas con la
pobreza, el desahucio, la desigualdad, el engaño, la corrupción, alguno podrá
rebatir la eficacia de los libros. Podríamos pensar: ¿A quién puede interesarle
el mundo de la fantasía, de la palabrería, mientras se está en un estado de
sitio, sin tregua? Por otra parte, si todas las obras, desde Platón hasta
el último ganador del Cervantes ya han demostrado que toda la
cultura, todo el conocimiento acumulado no pueden hacernos mejores como sociedad, si
está claro que este es un momento en el que las acciones tienen preeminencia
sobre la reflexión, ¿tiene sentido hablar de aportaciones literarias?
P.F.:
Al compás de tus reflexiones y sobre todo contestando a la última pregunta que
lanzas al aire, yo afirmaría, como sostiene la escritora estadounidense Nicole Krauss, que “La literatura, como el arte, aporta
consuelo a quien lo disfruta, sobre todo en unos momentos convulsos como
los que vivimos actualmente” y por lo tanto no perdamos de vista la
importancia de su papel, lo que nos lleva a tener esperanza.
Por
otra parte me alegra que te sientas apoyada en tu devenir con la escritura,
porque la comprensión hace el camino más fácil. ¿Cómo es el proceso de escribir
y publicar? Y estoy pensando en las editoriales, la espera del escritor a la
hora de obtener una respuesta…
R.L.C.: Si me lo
preguntas en general, te diré que el proceso de escribir es gratificante y el de
publicar,
desesperante. Los libros se estrellan contra el muro de las editoriales
que muchas veces ni responden, y no apuestan por autores noveles. A nivel
personal, te diré que he tenido mucha suerte (o porque me lo he currado y he perseverado). No he tenido
problemas para publicar, por lo que estoy muy agradecida a las personas que han
creído en mí y me han dado esa oportunidad.
|
Presentando sus libros en Madrid |
P.F.:
Estoy segura de que tu suerte ha venido acompañada con el trabajo que haces,
que yo sé que es mucho. ¿Qué libro publicarás próximamente?
R.L.C.: Una novela
histórica ambientada en el siglo XVI, que espero vea la luz este año 2013.
P.F.:
Una información privilegiada. La
esperamos con ganas. ¿Quieres añadir algo a esta entrevista?
R.L.C.: Que te
agradezco la deferencia que has tenido de dedicar tu tiempo al diseño de las
preguntas y a colgarla en tu blog. Te animo a seguir escribiendo y te felicito
por esa VentanaDieléctrica que
ilumina a los escritores, la abres al mundo, y hace pasar un rato agradable a
tus lectores virtuales.
P.F.:
VentanaDieléctrica está orgullosa de
abrir su ventana a personas como tú, llenas de vitalidad, tesón, proyectos y
futuro. Agradezco tu valentía al ponerte en mis manos, gracias por haberme
concedido tu tiempo, por tus palabras y por haber compartido tus
experiencias y tus reflexiones.
Estoy
deseando poder hablar de tu próxima novela en mi blog, dar esa primicia.
Te
deseo muchos libros y muchos éxitos.