No estoy
en contra de que exista la Unión Europea ni los eurodiputados ni de sus
privilegios ni de que cobren 15000 euros mensuales más otras prebendas, ni de
que trabajen pocos días al mes; reconozcámoslo: lo que nos da es envidia
cochina. Yo, si pudiera, también me apuntaba para el cargo. Y usted, no diga
que no. Lo malo es que no podemos. Porque no sale propuesto candidato quién
quiere sino quién puede. ¿Y quién puede? Pues el amigo del primo, del cuñado
del jefazo o el que, partiendo desde abajo, demuestre obediencia a las
disposiciones del partido y, además, es válido, tiene ideas, sin salirse de la
raya; entonces puede que le propongan para un cargo más alto como diputado
autonómico, nacional, senador, siempre que sea conocido y le caiga bien a los
que nombran.
Para eurodiputado la cosa se complica porque, además de que te
propongan en los comités locales, provinciales, regionales y lo acepte el
nacional, esos puestos están muy cotizados, se los suelen dar ─los puestos de
salida, claro─ a nombres conocidos dentro de cada partido, llámese ministros,
exministros, miembros de la Ejecutiva nacional, bien para que al ciudadano de a
pie su cara le suene, para pagar favores, colocar a señores importantes del
panorama nacional, o quitárselos de encima y recolocarlos. Como ve el lector,
hay un amplio abanico de supuestos pero, desengáñese, ni usted ni yo estaremos
nunca en esas listas.
Una vez celebradas las elecciones de mayo y elegidos los 54 que
le corresponden a España, es momento de preguntarse, ¿qué hace un eurodiputado?
Quiero creer que se interesan por España, que solicitan ayudas, votan en contra
de leyes perjudiciales, y que azules, rojos o verdes, luchan unidos para sacar
adelante lo más beneficioso para España y lo defenderán con uñas y dientes. En
ese caso, ¿por qué no se manda a los más efectivos, peleones, y más preparados?
España, como país pobre que es, se beneficia mucho de la política parlamentaria
europea, aunque, por contrapartida, tenga que perder parte de soberanía. Pero
¡qué lejanos están del pueblo esos ciudadanos a los que votamos cada cinco años
para que salgan eurodiputados! Sólo he conocido personalmente a uno, cuando
vino a Coria a echar un mitin en unas elecciones autonómicas. Claro que al
pueblo sólo se le tiene en cuenta a la hora de votar.
Rosa López Casero
PUBLICADO EL 20-5-14- EN TTN