Cuando doblaron las
campanas, todo Coria se conmocionó al enterarse de que el toque era por el tamborilero
Cachicá.
Apuntaba en el libro
que publiqué sobre nuestra ciudad: Coria (1860-1960): “Decir Cachicá es representarnos la imagen
del tamborilero más famoso de Coria. Aniano González Bautista aprendió muy
joven a tocar el tamboril, oficio en el que ha estado 53 años. Fue autodidacta.
Ganaba 4 duros por tocar todo el día. Su presencia era requerida por todos los
pueblos de la comarca, en procesiones, fiestas y alborás”.
En este libro aparece
reflejada una parte de la vida de nuestra ciudad y de sus habitantes. En el apartado
Retratos dije que se pretende detener el tiempo en el instante en que sale el
fogonazo. Y el tiempo se detuvo para inmortalizar la figura de nuestro
tamborilero como persona relevante: Cachicá.
Para documentarme, le
visité varias veces en la Residencia donde se encontraba recluido, por su edad,
y echamos muchas parrafadas. Me invitaba a su casa de la Calle Riolobos, donde
me enseñaba las fotografías de su familia, recordaba a las personas que ya no
estaban y de reojo yo veía sus ojos húmedos. Evocaba sus recuerdos dormidos,
desde su dura infancia llena de privaciones, de hecho, la imagen que aparece en
el libro es la de un Aniano joven tocando el tamboril por el campo, con la
flauta de caña que él mismo se fabricaba.
Me contaba anécdotas de
su vida y creo que, por un momento, le hacía sentirse importante. Todas las
personas necesitamos comunicarnos y que nos escuchen y más las personas mayores
que han dejado a muchos de sus seres queridos por el camino, y se encuentran
solos.
Se enorgullecía de que
durante los Sanjuanes se tiraba tocando toda la semana, por las calles, en la
plaza, y de peña en peña.
Entrañable sería el
adjetivo que mejor definiría a Cachicá. Y humilde, trabajador, afable,
generoso.
Todo Coria le quería y el
Ayuntamiento le reconoció sus méritos cuando se le impuso la Medalla de la
ciudad. La recibió, lleno de orgullo, con su característico traje típico con el
que tocaba siempre desde adulto.
Hay personas que
siempre estarán presentes en la historia de un pueblo y en el recuerdo de sus
gentes. Y, aunque su tamboril haya enmudecido, siempre nos quedará la imagen de
nuestro querido tamborilero.
Si existe vida en otras
galaxias, seguro que por allí andará nuestro Cachicá tocando con su tamboril a
aquellas gentes la canción que mejor nos representa: el Cielito lindo.
PUBLICADO EN LA CRÓNICA DE CORIA EN AGOSTO DE 2014
PUBLICADO EN LA CRÓNICA DE CORIA EN AGOSTO DE 2014